Enguera circular por Barranco de la Hoz y Navalón

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e-MTB por el desfiladero de la Hoz

El Barranco de la Hoz es sin duda uno de esos sitios mágicos en los que la naturaleza te hace sentir pequeño. Es un entorno geológico único que tenemos la oportunidad de recorrer por el fondo rocoso de su angosta garganta. Luego subimos a lo más alto de la sierra para apreciarlo a vista de pájaro.

Ficha técnica con enlace de descarga del track y descripción de la ruta.

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Punto de inicio / final con enlace directo para el navegador de Google Maps:

Estación de servicio de Enguera

Reto ciclista por un impresionante parque geológico.

Salimos de Enguera sin entretenernos, yendo por caminos pecuarios. Una ligera subida, un kilómetro por la desierta carretera que lleva a Ayora y un desvío por caminos de tierra. De pronto se hace visible el abismo. La tierra se corta en un profundo desfiladero que serpentea muchos metros más abajo.

La pista es buena y la pendiente pronunciada hasta que llegamos abajo. Nos adentramos en el cauce del seco río por una pista muy rota y difícil. Nuestra habilidad se pone a prueba y la adrenalina se dispara. Estamos rodeados de escarpadas paredes y formaciones rocosas impresionantes.

Poco a poco salimos del barranco a buscar otros mundos: Valles secundarios más humanos. Aun pasaremos algún tramo complicado antes de llegar a Navalón de Abajo. Seguimos subiendo con la vista puesta en los aerogeneradores que dan vueltas en lo más alto. Hasta allí llegamos, a lo más alto, desde donde podremos apreciar la sierra de Enguera a vista de pájaro.

Lo que queda es casi todo bajada, pero aun tendremos un par de tramos complicados por pistas pedregosas. Llegando a Enguera, el track nos mete de nuevo en el lecho de un río. La pista sobre guijarros y gravilla suelta complica el avance con la bici. Nada que no se pueda hacer, aunque no es fácil. Al salir ya hemos llegado a Enguera, donde finaliza esta ruta circular.

Descripción del itinerario

Descubriendo en bici el barranco de la Hoz

Hemos dejado el coche en Enguera, cerca de la gasolinera, donde hay plazas de aparcamiento. Nos olvidamos de la carretera de momento y, por dentro del pueblo, vamos a buscar caminos rurales hasta que accedemos a la carretera que desde Enguera lleva a Ayora. Apenas 1 kilómetro por esta carretera local sin apenas tráfico y nos desviamos por un camino de tierra.

De pronto, frente a nosotros distinguimos un profundo valle. Es el barranco de la Hoz, una joya natural con orografía abrupta y escarpadas formaciones rocosas. Hacia allí nos dirigimos, por una amplia pista que serpentea hacia el abismo.

Llegamos abajo, por donde un río seco se cruza en nuestro camino. Vamos a recorrer el fondo del angosto barranco por una pista bastante rota que cruza el lecho varias veces. Es un tramo técnico, en ocasiones complicado, pero totalmente ciclable si tienes experiencia en MTB.

Las formaciones rocosas que ha labrado este antiguo río convierten el lugar en un parque geológico de primera magnitud.

Al cabo de pocos kilómetros dejamos el barranco de la Hoz para salir del valle hacia zonas más altas. La pista va mejorando y encontramos por fin las primeras zonas boscosas.

Navalón de Abajo y la loma del Padre.

Ascendemos por el barranco de la higuera para remontar una loma. Tenemos otro tramo con dificultad en la subida ya que la pista está bastante rota, pero se hace bien. En la loma cresteamos por medio de un cortafuegos hasta que bajamos a la aldea de Navalón de Abajo y seguimos ascendiendo.

Pronto vemos los aerogeneradores eléctricos en lo alto de una loma. Hacia allí nos dirigimos por una pista que asciende poco a poco hacia un collado.

¿Por qué se llama Loma del Padre a esta sucesión de picos a casi 900 mts de altitud? Seguro que tiene una historia curiosa detrás, pero la desconozco. Lo que sé es que desde arriba, en la parte más alta, podemos ver en toda su extensión la sierra de Enguera. Las zonas boscosas se pierden en el horizonte y la sensación de inmensidad nos invade.

Aun queda algún pequeño repecho, estamos a mitad de la ruta y lo que queda es casi todo bajada. Hay que disfrutar de las amplias pistas que en descenso nos permiten ganar velocidad. Algún tramo más revirado y pedregoso nos queda, pero será como la guinda del pastel, para que no sea todo fácil.

Nos acercamos a Enguera zigzagueando entre campos de olivos y viñedos. Enlazamos con una carreterita asfaltada ya muy cerca de nuestro destino, pero aun hay guardada una sorpresa. Si no queremos más sorpresas, esta carretera sin dejarla nos lleva a Enguera.

A mí, personalmente, me gusta sacar partido a mis ruedas anchas exigiendo su máximo en pistas de guijarro y gravilla suelta. Esos lechos de río en los que la rueda culea y le cuesta mantener el agarre. Es un tramo corto, pero es un final feliz para esta ruta que ha exigido mucha destreza y un poco de espíritu aventurero.

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