En bici por el Alto Palancia
Vamos a subir en bici el antiguo puerto del Ragudo para disfrutar de las vistas desde el alto de Barracas y dirigirnos a El Toro. De allí, descendemos por la frontera de la meseta castellana a buscar las fuentes del río Palancia. Un hermoso recorrido por la pinada nos traerá de vuelta a Viver.
Esta ruta fue trazada por mi buen amigo #Anibal, tristemente fallecido a mediados de 2020. Como en muchas otras ocasiones, me sorprendió con uno de sus recorridos mágicos. Algunas de sus rutas las tengo que modificar sustancialmente para quitarles dificultad técnica y hacerlas un poco más rodadoras. En esta, sin embargo, he cambiado muy pocas cosas de su track original. ¡Va por ti, maestro! Gracias por tu legado.
Ficha técnica con enlace de descarga del track y descripción de la ruta.

Cómo descargar la ruta en el navegador
Punto de inicio / final con enlace directo para el navegador de Google Maps:
Ayuntamiento de Viver 39.920900, -0.595521
Las estribaciones de la meseta castellana.
Esta ruta nos lleva por algunos rincones sorprendentes del Alto Palancia. El primero el manantial de la fuente de San Miguel y después los Ojos del Prao: unas dolinas naturales por donde nos asomamos a ver correr un río subterráneo.
De allí, accedemos a la Vía Verde de Ojos Negros y la recorremos en sentido ascendente durante un rato. Anibal prefirió subir al alto de Barracas por el antiguo puerto del Ragudo, en desuso actualmente. El motivo, además de unas vistas mucho mejores que las de la VV, es que permite recorrer una zona de modernos generadores eólicos.
Como modernos Don Quijotes montados sobre nuestros Rocinantes mecánicos desafiamos a los gigantescos molinos en el Alto de Barracas.

Después de zafarnos de nuestros enormes enemigos, cruzaremos la VV y continuamos por una desolada altiplanicie en dirección a El Toro. Aprovechamos para almorzar aquí, a mitad de ruta, puesto que ya no veremos tierra habitada hasta Viver.
Salimos del altiplano y bajamos por un precioso valle en busca de las fuentes del Palancia. Yo le he quitado el tramo de ida y vuelta a la fuente de los Cloticos para no alargar demasiado la ruta pero, si queremos, podemos acercarnos.
Un par de kilómetros antes de llegar al paraje de los Cloticos, nos desviaremos por un camino de tierra para ascender la ladera del valle. Una vez arriba, recorreremos unos kilómetros entre la pinada por la base de los riscales de la meseta. Luego, una enlazada de caminos agrícolas nos llevará de vuelta a Viver.
Detalles del trazado.

Saliendo de Viver hacia El Toro por el Alto de Barracas
Empezamos subiendo por dentro del pueblo hasta el manantial de San Miguel. Hay un área recreativa y es un rincón natural precioso. Seguimos subiendo hasta que no queda más remedio que cruzar la amplia carretera nacional, poco transitada hoy día. El grueso del tráfico va por la autopista A-23 que une Sagunto con Teruel y Zaragoza.
Nada más cruzarla llegamos a «Los Ojos del Prao», un sorprendente rincón en el que se ven cuatro o cinco agujeros profundos. Son dolinas, derrumbes de antiguas cuevas escarbadas por un río subterráneo. En alguna de ellas se puede bajar y ver el agua que corre por las profundidades de la tierra.
Salimos de este curioso rincón a buscar la VV de Ojos Negros y recorremos un tramo en sentido ascendente. Cuando cruzamos la antigua carretera que enfila el puerto del Ragudo, nos desviamos.
Un tramo de curvas enlazadas va remontando poco a poco el Alto de Barracas. Las vistas son preciosas, mucho más abiertas que en la VV, y pasamos cerca de antiguos búnkeres de la Guerra Civil. Una vez arriba, oímos zumbar los modernos aerogeneradores eólicos.

Cruzamos esta planicie jalonada de molinos de viento buscando la localidad de El Toro que distinguimos en la lejanía. Caminos de un páramo agrícola nos van acercando a un merecido almuerzo y un reparador descanso.

Las Fuentes del Palancia.
Salimos de El Toro en dirección al borde del acantilado enlazando caminos agrícolas de tierra. Aún tendremos un poco de subida antes de enfilar un precioso valle de naturaleza deslumbrante. Es una bajada excitante por una pista bien trazada y suave. Dudaremos entre ralentizar la marcha y perder la vista en el paisaje o coger velocidad disfrutando del camino.

Ya abajo, vemos un desvío que indica al nacimiento del Río Palancia. Es una pista de cinco kilómetros que se adentra en un valle lateral. Es una pista muy vistosa pero acaba en una senda a dos kilómetros todavía del nacimiento.
Por aquí ya se puede contemplar parte del caudal del río.

Por esta zona, al otro lado del río, podemos ver un antiguo molino que fue creciendo hasta formar una aldea recóndita: El Molinar. Está en parte rehabilitada y es un curioso ejemplo de una forma de vida ancestral.

Por la base de la meseta hasta Viver.
Desde el Molinar, después de un rato bajando por una carretera revirada, tomamos un desvio por pista que cruza el río y asciende por el otro lado del valle.
Una vez arriba, vamos enlazando diferentes caminos por la base del riscal que se eleva hasta el alto de Barracas y la meseta. Es un camino entre pinos muy pintoresco.

Poco a poco nos vamos acercando a zonas agrícolas y por ellas vamos acercándonos a Viver para terminar esta fantástica ruta que Aníbal (Ángel) nos ha legado.
Espero que en su nombre y el mío la disfrutéis.
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