En bici desde Alto Palancia al Camp del Turia
Desde la comarca del Alto Palancia a Valencia se interpone la Sierra Calderona que separa las cuencas del Palancia y el Turia. Para cruzar del uno al otro valle propongo esta bici-ruta por el Camí la Murta y la periferia del Parque Natural.
Ficha técnica con enlace de descarga del track y descripción de la ruta.

Cómo descargar la ruta en el navegador
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Conectando en bici los dos valles
No llegamos a entrar en el Parque Natural pero lo enmarcamos en su lado oeste para obtener una visión muy singular del mismo.
El recorrido empieza en Jérica, una preciosa localidad al lado del Palancia. Vamos a fisgonear sus retorcidas callejas hasta la base de su singular y reconocible campanario, mitad moro y mitad cristiano.
Después de callejear salimos a buscar la vía verde de Ojos Negros en dirección a Navajas. Seguimos la V.V. hasta poco antes de llegar a Altura. Tomaremos un camino secundario que nos evita un buen trozo de la carretera que va de Altura a la Cova Santa y Alcublas. No es que la carretera tenga mucho tráfico pero prefiero evitarla.
El «Camí de la Murta» empieza a ganar altura siguiendo la rambla del Uñoz. Durante la subida hay un sitio que nos irá bien para hacer una parada y disfrutar del entorno: Los Pocicos de Mena. Aquí el río se recrea en unas pozas de agua transparente.
Superado el frondoso valle del Uñoz, el camino continúa entre altas montañas. Un terreno serrano en el que, lamentablemente, los árboles han desaparecido devorados por devastadores incendios. No obstante, la naturaleza, obstinada, está empezando a brotar de nuevo.
Recorremos este paisaje salvaje y despoblado hasta que divisamos el llano desde lo alto. Es un espectaculo toda la plana del Camp del Turia a nuestros pies con la ciudad de Valencia y el mar al fondo.
Llegados al llano agrícola, enlazamos diferentes caminos, primero de tierra y luego asfaltados, hasta a Llíria. Antes de ir a coger el metro de vuelta, terminaremos nuestra ruta con un interesante recorrido urbano.
Detalles del trazado.

Jérica.
Esta bici-ruta empieza en la estación de Jérica pero bien podemos empezar en Caudiel y llegar a Jérica por la V.V. de Ojos Negros. Esto añade unos seis kilómetros a esta bici-ruta que, de todas formas, no es demasiado larga.
En todo caso, el primer punto que capta nuestro interés es la preciosa localidad de Jérica. La villa está encaramada en las faldas de un monte que, por el otro lado, cae abruptamente sobre el Palancia. De ahí su nombre local de «Peña cortada». En lo alto del «tossal» destaca la torre del Homenaje, de origen musulmán, que da testimonio de la importancia estratégica de esta villa fortificada.

Además de sus callejas enrevesadas que van ascendiendo por la ladera, Jérica destaca por su majestuosa torre-campanario. Es de planta octogonal en su base. Posteriormente, en el siglo XVII, se le añadió un campanario de estilo mudéjar-plateresco. Lo curioso es que su iglesia parroquial, que también visitaremos, está situada a mucha distancia en la parte baja del pueblo.
La vía verde de Ojos Negros y el «Camí la Murta»
Dejamos Jérica y vamos a buscar la antigua plataforma del ferrocarril de Ojos Negros. Su plataforma, con sus túneles y puentes, nos sirve hoy como vía verde a los ciclistas y paseantes. Este línea de tren, inaugurada en 1908, servía para bajar el mineral de hierro a la siderurgia del puerto de Sagunto.
Pasaremos cerca de la presa del Regajo, inaugurada en 1959, que regula el curso del Palancia aguas arriba de Navajas.

Abandonamos la V.V. de Ojos Negros después de cruzar la autopista por debajo y antes de llegar a la localidad de Altura. He tomado un camino lateral para evitar la carretera que va desde Altura a Alcublas. No es que tenga mucho tráfico pero pudiéndose evitar se evita. Tenemos que pasar un pequeño collado y superar unas rampas, pero la carretera también sube para después bajar.
Después de unos pocos metros por la carretera, tomamos enseguida el «Camí de la Murta». Este camino sigue la rambla del río Uñoz, afluente del Palancia. Va adentrándose poco a poco en las montañas. El paisaje va ganando en belleza y a media subida encontramos el paraje de los «Pocicos de Mena», que tiene una pequeña área de descanso. Si vamos sin prisa, cosa que espero de sosegados bici-excursionistas, conviene parar a descansar y disfrutar del entorno.
Seguimos subiendo por una rambla enmarcada entre paredes escarpadas donde se practica la escalada. Poco a poco el valle se abre y llegamos al collado.
Las afueras de la Calderona.
Iniciamos el descenso todavía con alguna subida hasta que la carretera por la que circulamos se convierte en camino de tierra. Es una pista ancha de nueva construcción y en buen estado. El monte aquí se ve devastado por los incendios de hace unos años. No es un paisaje feo, algunos pinos han reverdecido y podemos ver también sabinas pequeñas que nos llenan la imaginación de esperanza.

Aunque vamos bajando en dirección a la plana de Llíria, todavía hay algún que otro repechón. Pronto el paisaje se abre y podemos ver el Camp del Turia allí abajo, con el lejano mar al fondo, a más de cincuenta kilómetros.

El esfuerzo realizado con más de 600 m de desnivel acumulado queda atrás y una prometedora bajada se dibuja en el horizonte.
Tomamos otro desvío que indica a Marines y nos hace dar una pequeña vuelta antes de llegar a Llíria. El pequeño rodeo está justificado por lo bonito del trazado, por las vistas y por la espectacular bajada.
Por el Camp del Turia.
Se acaba la sinuosa bajada y llegamos a los primeros campos de naranjos. Seguimos por una pista de tierra que continua descendiendo poco a poco. Llíria
Tenemos Llíria siempre en el horizonte, marcandonos la dirección y sorprende lo directo que parecemos ir pese a la enlazada diferentes caminos que vamos tomando.
Después de muchos kilómetros llegaremos a la ciudad. Callejeando por su interior llegaremos a la plaza principal antes de terminar esta bici-ruta en la estación de metro.
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