Viaje en bici al pasado
Hay barrios de la ciudad grabados en la memoria colectiva de los valencianos: El Carmen, Velluters y Russafa por el centro, y Benicalap, Torrefiel y Orriols en las afueras. Completamos este viaje al pasado por los poblados marítimos y la huerta entre Alboraya y Godella.
Ficha técnica con enlace de descarga del track y descripción de la ruta.

Cómo descargar la ruta en el navegador
La Valencia que de niños descubrimos.
Mis primeras incursiones en la ciudad, en aquella lejana pubertad, fueron por mi Canyamelar natal y los poblados marítimos. Poco a poco, mi radio se fue ampliando a algunas zonas de huerta. Cursé la EGB en un colegio de la calle Alboraya y al terminar las clases me adentraba en solitario por Ciutat Vella.
He querido recoger en este nostálgico viaje aquellos paisajes que quedaron grabados en mi mente de niño. Un chaval al que ya entonces le gustaba explorar y orientarse por intuición.
Recorreremos rincones sorprendentes del barrio del Carmen y Velluters. Pasaremos por Russafa de camino a los poblados marítimos: La punta, Nazaret, el Grao, Cabanyal y Malvarrosa. Saldremos a la huerta en Alboraya, y por Bonrepós llegaremos a Godella.
Y otra vuelta al pasado para mí: Cuando estudié en Godella ya iba y venía cada día con mi Vespino, y mi radio de acción se ampliaba. Volveremos callejeando por Burjassot, Benicalap, Torrefiel y Orriols hasta el punto de partida en la plaza dels Furs.
Detalles del trazado.

Ciutat Vella.
Pasear por Ciutat vella es uno de mis pasatiempos preferidos. Me encanta perderme por las estrechas calles del Barrio del Carmen, Velluters y Russafa. Está ruta no está pensada para seguirla fielmente, es solo una invitación a la improvisación de cada cual, a descubrir por uno mismo la ciudad, a perderse y encontrarse en cada esquina de la Valencia histórica.
Empezamos en la plaça dels Furs, detrás de las Torres de Serrano, puerta de entrada de la Valencia amurallada. Recorremos intrincadas callejuelas visitando alguno de sus lugares emblemáticos del Carmen.


El portal de Valldigna, La calle alta y la plaza de Sant Jaume, la recóndita iglesia de Sant Nicolau, la plaza Redonda, el palacio del Marqués de Dos Aguas, el mercado central y el edificio de la Lonja.

Pasamos a Velluters, un barrio con un pasado problemático pero con inversiones para rehabilitarlo. Un extenso mural preside un espacio recuperado para el barrio. En él se han limpiado solares que se han destinado a crear plazas y huertos urbanos.

La plaza del Pilar nos despide del barrio y por la calle del hospital enlazamos con el anillo ciclista.

Pasamos por delante de la iglesia de San Agustín y el edificio modernista de la estación del Norte y, dejando atrás circular contorno de la plaza de toros, enfilamos la calle Russafa que nos conecta con otro de los barrios con solera de la ciudad.
Russafa de camino hacia los Poblados Marítimos.
Cruzada la Gran Vía Marqués del Turia, entramos en uno de los barrios de moda de la noche Valenciana. Por la mañana, Russafa es un barrio tranquilo y familiar. Un zigzagueante carril bici recorre sus intrincadas calles.
Por el lado opuesto, cruzando la tercera ronda urbana por la Avda. Peris y Valero, nos alejamos del centro. Los barrios periféricos ya no tienen el glamour del centro. Carriles Bici por grandes avenidas como la calle Dr. Waksman y la Avenida de la Plata, nos llevan en dirección sur, hacia los poblados marítimos.

Cerca del centro comercial el Saler nos desviamos por caminos de huerta en dirección al barrio de La Punta, en lucha para que el ZAL (Zona de Actividad Logística del Puerto de Valencia) no se coma su huerta.
Cerca, cruzando las vías del ferrocarril por la pasarela del carril bici del Saler, encontramos en Nazaret, otro de los históricos barrios humildes de la ciudad.

Relativamente libre de especulación urbanística, Nazaret, el más sureño de los poblados marítimos, ha conservado ese aire de pueblo tradicional que recuerda tiempos pretéritos.
Todavía convive con reductos de huerta, aunque toda la infraestructura del puerto de Valencia cegó ya hace mucho su acceso al mar.

Ya que estamos, vamos a darnos un paseo por la Marina Real del puerto de Valencia.
La Marina Real y los poblados marineros del Cabanyal y la Malvarrosa.
El puerto de Valencia ha cambiado mucho desde que yo, de joven, buceaba a coger clóchinas en la escollera. En este caso para mejor.
Separada del puerto comercial, se construyó una dársena turística para albergar los eventos de la Copa América. No quiero ni saber lo que costó aquello, la inversión ya está hecha. Ahora es casi una obligación para los valencianos el disfrutar de ella.

Así pues, tradición y modernidad se juntan. La tradición representada por los Tinglados modernistas, el edificio del reloj o el de Aduanas. La modernidad elevada a belleza arquitectónica del edificio Veles e Vents.
El paseo en bici por uno y otro lado de la bocana del puerto proporciona una perspectiva inigualable de uno de esos lujos que no nos podíamos permitir pero que ahí están.

Las calles de los poblados marítimos del Cabanyal y Canyamelar son largas, de más de 2 Kms, y están dispuestas de forma paralela a la línea de costa. La expansión de la ciudad, con grandes avenidas diseñadas de forma perpendicular, entran en conflicto con la conservación de estos barrios tradicionales. Afortunadamente, una especie de sensibilidad política conservacionista está salvando estos barrios de la degradación.
Dejamos el puerto y recorremos una de estas calles, en concreto la calle de la Barraca. Es una avenida preciosa que mezcla arquitectura tradicional canyavalense de dos alturas con algunos edificios levantados en la postguerra de cuatro o cinco plantas. El jalonado de palmeras que adorna cada uno de sus cruces le acaban de dar a esta calle apariencia tropical
No vamos a dejar los poblados marítimos sin recorrer un trozo del Paseo Marítimo a la altura de la Malvarrosa. Será una visita de costa y playa fugaz. En menos de 1 kilómetro ya nos volvemos hacia el interior por el camino de Vera.
Alboraya y la huerta.
Esta ronda por la Valencia tradicional no estaría completa sin una amplia visita a su huerta. Alboraya, capital mundial de la «Orxata», ha sabido conservar su centro histórico peatonalizado sus estrechas callejas.

Pero antes de llegar vamos a recorrer caminos de huerta con sus típicas masías construidas a pie de campo.
El paisaje de la huerta, visto desde arriba, es como un rompecabezas minifundista de parcelas sembradas de diferentes hortalizas. A las parcelas se accede por una red de caminos de apariencia arbórea, con ramales principales y secundarios.
Una red de acequias que datan de la época musulmana lleva el riego a los campos.

En la comarca de l’Horta Nord vamos a recorrer grandes extensiones de huerta y alguno de sus poblados más típicos como son Alboraya, Tavernes Blanques y Borbotó. Lo haremos por caminos estrechos que nos mantienen cercanos a la tierra y a la riqueza de geometrías y colores de este paisaje tan típico Valenciano.
Finalmente, después de nuestro periplo huertano, llegamos a la ciudad de Godella.
El poblado continuo de Godella, Burjassot, Benicalap, Torrefiel y Orriols.
En su momento serían entidades locales independientes, incluso aisladas en medio de la huerta, pero hace tiempo que han dejado de estar físicamente separadas.
Vamos a volver al punto de partida de esta bici-ruta callejeando por estos pueblos y barrios periféricos. No por ser menos ricos y señoriales van a estar desprovistos de interés. Es más, su interés es más humano que arquitectónico.
Quizá no haya mucho que contar de esta última parte de nuestro periplo. Es posible que vivir esta faceta popular de la Valencia tradicional requiera sumergirse en ella, callejear y empaparse de sonidos y olores.

El patrimonio, aquí, está menos cuidado y da verdadera tristeza ver algunos crímenes estéticos. El chalé de Garín o del Rosal es un palacete de principios de siglo XX que literalmente está en ruinas. Y, como este, muchos otros ejemplos de casonas modernistas desaparecen en el olvido.
Poco a poco, prefiriendo utilizar calles con muy poco tráfico a carriles bici por grandes avenidas, llegaremos al final de esta bici-ruta en las inmediaciones de las Torres de Serranos.
Espero que disfrutéis tanto como yo de este viaje al pasado.
Andrés
Un agradable e interesante paseo en bici por nuestra querida ciudad. Casco histórico, poblados marítimos, puerto, huerta, barrios y zonas humildes, otros más acomodados… En fin, un viaje en el tiempo y la historia de Valencia. Una bonita forma de pasar la mañana disfrutando con la bici y la compañía.